La III Guerra Mundial o ”Guerra fría”, entre el capitalismo desbozalado y el socialismo “real” (liderados por los Estados Unidos y la URSS respectivamente), terminó simbólicamente con la caída del muro de Berlín, pero la calma fue rápidamente perdida cuando los grandes centros financieros del capitalismo triunfante se enfrentaron entre sí, comenzando la IV Guerra Mundial, esta vez por el control de la economía globalizada, guerra aún más secreta o enmascarada, si se prefiere, que la anterior, que se realiza ahora entre los grandes centros financieros, con escenarios totales y con una intensidad aguda y constante.
El rey supremo del capital, el financiero-especulativo, que tiene su cubil en las bolsas de Valores, empezó entonces a desarrollar su estrategia guerrera sobre el nuevo mundo y sobre lo que quedaba en pie del viejo. De la mano de la revolución tecnológica que ponía al mundo entero, por medio de una computadora, en sus escritorios y a su arbitrio, los mercados financieros impusieron sus leyes y preceptos a todo el planeta. La "mundialización" de la nueva guerra no es más que la globalización de las lógicas de los mercados financieros.
Sólo vemos fragmentos de esta guerra: tras toneladas de “información chatarra” que nada dice, ignoramos los bravos oleajes que suceden en la realidad. Un ejemplo: ya se ha olvidado –puesto que en este mundo destellar lo que pasó hace un minuto ya ni siquiera es historia- la trampa tendida por EUA que hundió la vida de ex dirigente del FMI y fuerte candidato a la presidencia de Francia, Dominique Strauss-Kahn; claro, este tipo de burdas trampas se aplican a todo enemigo del imperio: practicaron la misma acusación (violación) al creador de WikiLeaks, Julian Assange; como era de esperar, al final a ambos se le retiraron los cargos, pero tras de hacerlos añicos políticamente. Regresemos con Strauss-Kahn: a EUA no le convenía la política económica que el FMI quería practicar para salvar de la bancarrota a Grecia, puesto que significaría una inyección ingente de recursos, dinero que EUA ya no tenía, por ello se impuso una directora del FMI a modo: Christine Lagarde, acto que logró posponer un poco la cloaca de Pandora que se abrió cuando se enfrentaron los políticos fringos por el tope de la deuda, que significó la caída de la calificación de EUA de AAA a AA, caída que jaló consigo a las bolsas de valores del mundo.
El imperio está desangrado por sus últimas aventuras militares, que no han sido muy afortunadas, el cada vez más evidente control económico mundial del Japón y la fuerza de la comunidad europea. Por ello los EUA han creado –siguiendo un viejo modelo que ha mostrado grandes fallos- otras guerras, ahora en África, tumbando gobiernos de todo tipo, incluyendo a los que les eran fieles, porque los Estados Nacionales (y sus gobernantes) pasaron de rectores de su economía domestica, a ser regidos, más bien teledirigidos, por el fundamento del poder financiero: el libre cambio comercial. Y no sólo eso, la lógica del mercado aprovechó la "porosidad" que, en todo el espectro social del mundo, provocó el desarrollo de las ccomunicaciones, y penetró y se apropió todos los aspectos de la actividad social. ¡Por fin una guerra mundial totalmente total!
Entre las bajas de esta nueva guerra está el mercado nacional. Una de las bases fundamentales del poder del Estado capitalista moderno, el mercado nacional, es liquidado por el cañonazo de la nueva era de la economía financiera global. El capitalismo internacional cobra algunas de sus víctimas extinguiendo a las burguesías nativas y adelgazando, hasta la inanición, los poderes públicos.