jueves, 19 de noviembre de 2015

DEL DEMONIO OTROS AMORES

Versos barrenadores taladran incesantemente bajo mi piel, dejan zanjas en mis órganos, fragmentan la cascara del alma… temores y esperanzas, secretos medievales y asteroides se drenan por las pústulas purulentas, saturando el aire con hedores parecidos al anatema; por las heridas se fugan tardes mecidas por la pena y las caricias de mi madre, la risa dorada de una niña de doce años y mis mejores pinceladas. Siento las minúsculas mandíbulas de las hordas demoliendo las paredes de mi carne, viajando por las venas hasta el recodo donde habitas tú, mi amada y secreta musa, la nunca anunciada, la que ametrallaba a besos en mis sueños, esos que ahora se están desecado… estúpidamente los doctores me han negado el tratamiento, aduciendo que nada hay en mis células, que los ejércitos microscópicos sólo existen en mi desviada mente, pero yo sé que están ahí, los malditos versos gritan que necesitan más sangre, más glóbulos blancos, más liquido encéfalo raquídeo… exigen, para no aniquilarme, que los irrigue con la más radioactiva de las savias: el amor, pero a eso me resisto terminantemente: prefiero ser consumido por  la caterva de versos, antes de volverme a enamorar: la medicina sería mil veces peor que la enfermedad.
Héctor Alarcón

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