¿Es
creíble que aquellos que sañudamente atracan al pueblo mexicano, lo engañan,
manipulan y enajenan, una vez al año se vuelvan –por minutos—“buenos”? ¿Quién
en sus cabales puede pensar que la depredadora televisión comercial dé algo sin
pedir otra cosa a cambio? Estamos en el mundo real: los filántropos están en
otra parte. El Teletón es uno de los negocios más exitosos en los últimos años
para Banamex y Televisa, que han usado a la mercadotecnia para manipular la ya
maltrecha voluntad del pueblo. El motivo primordial de este vergonzoso
espectáculo nada tiene que ver con ayudar. Es claro, en primer lugar, una
demostración de fuerza de la televisora: las masas actúan como se les ordena:
carecen de voluntad propia, así votan tumultuariamente por cualquiera de los
mequetrefes de “Pig brother” o del anacrónico y podrido PRI: la lobotomía está
consumada.
La TV es el instrumento del Estado que mejor adapta su función a la formación
de valores que a éste le convienen, de modos de vida, de estereotipos, etc.,
que al medio le convienen. Santoro, en su trabajo: La TV y la Formación de
Estereotipos en el Niño, llegó a la conclusión de que la TV transmite y forma
estereotipos sociales en los cuales se presentan directa o indirectamente,
mensajes que conforman una actitud, siendo esta influencia mayor en los niños
quienes son moldeados en muchos aspectos por estos mensajes de televisión. ¿Y cuáles
son los valores que transmite el Teletón? Los de una sociedad burguesa en
decadencia: un estado que no puede solucionar los problemas sociales descansa
sobre los hombros de la iniciativa privada que trastoca la necesidad en show,
la tragedia en morbo de feria, la solidaridad en compasión… y en el intento
(siempre fallido porque no atacan el origen, que es la injusta distribución de
la riqueza, si no el efecto) llenan hasta el hartazgo sus arcas. El universo
hertziano suplanta al mundo real: la navidad por Santa Clós, la cultura por el
fútbol y el amor… por cualquier babosada. De la forma en que Banamex y
Televisa han usado el dineral que entra en especular en la Bolsa de Valores,
jinetearlo, inflar los precios en los materiales de construcción de los CRIT,
pagar sus impuestos y ese largo etcétera que arrastran esos falsos filántropos,
eso es lo de menos… es sólo dinero.
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