LA TEORIA DE LA RESISTENCIA NO VIOLENTA
El libro más
conocido de Gene Sharp, «La política de la acción no violenta» (1973), provee
un análisis político pragmático de la acción no violenta como un método para
alcanzar el poder en un conflicto.
Sharp acuñó el
término "polítical jiu-jitsu" que consiste en derribar a tu oponente
mediante un desequilibrio con una táctica política estratégica o maniobra. El
argumento clave de Sharp es que el poder no es monolítico; eso significa que no
deriva de una cualidad intrínseca de aquellos individuos que están en el poder.
Para Sharp, el poder político, el poder de cualquier estado -independientemente
de su organización estructural interna- deriva de los individuos del Estado.
Este análisis es
incorrecto: Sharp no contempla el núcleo del problema: el hecho es que los
individuos se relacionan dentro de una sociedad capitalista, donde existe la
explotación del hombre por el hombre y por tanto el Estado responde a los
intereses de la clase en el poder: los dictadores como individuos no
importan, sólo interesan como representantes de la burguesía. Aún y cuando
en su texto DE LA DICTADURA A LA DEMOCRACIA Gene Sharp acepta que “el colapso de dictaduras en los países antes mencionados ciertamente no
ha borrado todos los otros problemas en esas sociedades: la pobreza, el crimen,
la ineficiencia burocrática, y la destrucción del medio ambiente…” No entiende
que no pueden existir cambios sociales donde no hay cambios económicos: los
explotadores siguen gobernando en interposita persona, con partidos de “diferente color” pero idénticos fines, con la mascarada de una “Nueva Democracia” cuyo límite
es un voto que no elige a nadie, es decir: gatopardismo puro.
Véase, como ejemplo, las revoluciones y protestas en el mundo árabe de 2010 a 2012, donde dictadores de largo tiempo fueron
cambiados en semanas: EUA apoyó a los
insurrectos y vio con beneplácito la sustitución de los regímenes autoritarios:
claro, el cambio político no afectó los intereses de la burguesía internacional,
porque los nuevos “demócratas” impuestos por el imperio son tan fieles al
sistema, o más, que los antiguos dictadores .
Otra
inconsistencia en Sharp es su creencia fundamental de que toda estructura de
poder se basa en la obediencia de los sujetos a las órdenes de los
dirigentes. De esa forma, si el sujeto no obedece, los líderes no tienen poder.
Esto lo lleva a la doctrina de “El desafío político” (concepto
introducido por Robert Helvey) definido como una lucha no-violenta aplicada,
desafiante y activa mediante la protesta, no-cooperación y paralización mediante
el boicot. “Desafío” denota un
deliberado reto a la autoridad mediante la desobediencia, sin dejar espacio
para la sumisión. “El desafío político” describe el ambiente dentro del cual la
acción es usada (política) así como el objetivo (poder político). El término es
usado principalmente para describir el ataque por “pueblos” y sin tregua a las
fuentes de poder del Estado y el uso deliberado de la planeación y operaciones
estratégicas para ello.
Las movilizaciones legales y pacificas son, no hay
duda, el primer paso en un proceso revolucionario, PERO NO PUEDE SER TODA LA
ESTRATEGIA a largo plazo. Es necesaria la creación de un partido de Masas, la
implementación de un ejército de partisanos y la determinación para que la
clase proletaria tome el poder.
Hay una omisión ominosa en Sharp:
no define lo que es una DICTADURA y
lo que es una DEMOCRACIA. Partir a
una argumentación sin definiciones operativas es –cuando menos- irresponsable. Primero:
una dictadura es cuando una clase social detenta el poder unilateralmente y
para ello usa todos los mecanismos a su alcance para detentarlo; así en México,
por ejemplo, vivimos una Dictadura de la Burguesía, que usa la
represión, el engaño mediático y la farsa electoral para perpetuarse. Los
clásicos del marxismo, en cambio, proponen una Dictadura del Proletariado,
donde éste, tras una revolución (violenta necesariamente) toman el poder e
invierten la estructura, desposeyendo a la burguesía de los Medios de
Producción e instaurando el Socialismo. La Dictadura del Proletariado será
benéfica para la mayoría, inversamente a lo que es la Dictadura de la Burguesía
actualmente.
Por
otro lado, aún y cuando no define el concepto de Democracia, es evidente que
para Sharp esta es el sistema político al que aspira. Pero objetivamente NUNCA en
la historia ha existido la democracia: el sistema electoral que se nos ofrece
no es más que un ardid de la clase dominante para perpetuar en la mente de las
masas la idea de que el pueblo elige a sus gobernantes. Ya Louis Althusser ha diseccionado a los
Aparatos Ideológicos del Estado (la iglesia, la escuela, los medios masivos de
condicionamiento de masas, los partidos políticos, la escuela, entre otros) que
repiten millones de veces las mentiras de la clase dominante hasta que estas
falsedades se convierten en verdades en las neuronas de los trabajadores. La
democracia es una máscara más de la dictadura de la burguesía, una farsa donde
millones de pesos son invertidos para ENGAÑAR a la población y de esa manera
justificar, reproducir, seguir perpetrando un sistema infausto de explotación.
¿Eso es lo quiere Sharp?
En
opinión de Sharp, todas las estructuras efectivas de poder tienen sistemas
mediante los cuales animan o extraen la obediencia de los individuos. Los
estados tienen sistemas particularmente complejos para mantener a los sujetos
obedientes. Estos sistemas incluyen instituciones específicas (policía,
juzgados, entidades reguladoras) pero también pueden involucrar la dimensión
cultural que inspira obediencia pretendiendo hacer implícita la idea de que el
poder es monolítico (el culto divino a los faraones egipcios, la dignidad de la
residencia presidencial, normas éticas y morales, y tabúes). A través de estos
sistemas, los individuos son enfrentados con un sistemas de sanciones (prisión,
multas, ostracismo) y recompensas (títulos, riqueza, fama) que influye en la
extensión de su obediencia. La visión de Sharp es simplista: la enajenación de
las masas va más allá de premios y castigos, es todo un proceso de preparación subconsciente
para que el individuo capte al mundo como se le ordena que lo perciba: de una
manera pasiva, acrítica, como sujeto ajeno al objeto social que lo rodea. Lo que
Sharp llama “poder monolítico” no es más que la superestructura jurídico-política
ocultando las verdaderas entrañas de un sistema de explotación.
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